Fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata, el icónico estudio japonés marcó a generaciones con su sello artesanal, su sensibilidad poética y un estilo inimitable. Desde Mi vecino Totoro hasta El viaje de Chihiro, sus películas siguen emocionando al mundo.
Estudio Ghibli cumple 40 años y sigue siendo un faro de creatividad y emoción en el mundo del cine. Fundado el 15 de junio de 1985 por dos gigantes de la animación, Hayao Miyazaki e Isao Takahata, este estudio japonés transformó por completo la forma de contar historias animadas y desafió todos los clichés del animé tradicional.
Aunque sus obras se enmarcan técnicamente en el animé, Ghibli rompió el molde desde el inicio: priorizó la artesanía, la profundidad emocional y la belleza visual por sobre la velocidad, la exageración o el efectismo. A lo largo de 25 largometrajes, construyó un universo único, accesible para todas las edades y culturas, y profundamente japonés en su esencia.

🌸 Una animación que respira
Las películas de Ghibli son reconocidas por su atención al detalle, sus movimientos realistas y su forma única de combinar lo fantástico con lo cotidiano. Obras como La princesa Mononoke, Ponyo, Nausicaä del Valle del Viento o El increíble castillo vagabundo no solo son visualmente deslumbrantes, sino que transmiten emociones profundas y reflexiones universales: la infancia, la pérdida, el amor, la naturaleza, la guerra, el paso del tiempo.
En el corazón de cada película hay personajes complejos, casi siempre niñas o adolescentes, que enfrentan situaciones extraordinarias con valentía y sensibilidad. Y todo está narrado con un ritmo más pausado y contemplativo que el habitual en el cine animado, donde cada gesto cuenta y cada escena tiene alma.
🎬 Un legado que trasciende generaciones
No se puede hablar del cine animado moderno sin mencionar la influencia directa de Ghibli en estudios como Pixar, cuyo fundador John Lasseter es un declarado fanático de Miyazaki. Totoro, el personaje más emblemático de Ghibli, incluso tiene un cameo en Toy Story 3. Pero lo que Ghibli aporta no se copia fácilmente: es un “sentimiento” que atraviesa cada película, incluso las dirigidas por otros realizadores dentro del estudio como El recuerdo de Marnie, Puedo escuchar el mar o Los cuentos de Terramar.

📚 Inspiraciones literarias y mundos paralelos
Muchas obras de Ghibli son adaptaciones literarias, desde novelas japonesas hasta clásicos de la literatura infantil occidental. Kiki: entregas a domicilio, La tumba de las luciérnagas o El castillo vagabundo son solo algunos ejemplos. Miyazaki y Takahata supieron mezclar referencias culturales de Japón y de Europa para construir mundos originales y llenos de símbolos, donde los espíritus de la naturaleza (los kami del shintoísmo) conviven con máquinas voladoras, niñas perdidas y animales parlantes.
🎶 Música que emociona
Parte fundamental de esa atmósfera mágica la aporta la música de Joe Hisaishi, compositor habitual de Ghibli y autor de melodías inolvidables. Su vínculo con las imágenes es tan poderoso como el que John Williams tiene con Spielberg: una banda sonora de Ghibli se siente tanto como se escucha.
🖌️ Una defensa de lo artesanal
Ghibli sigue resistiéndose a las modas tecnológicas. Hasta hoy, rechazan el uso de inteligencia artificial y solo una vez intentaron una película en CGI (Earwig y la bruja, poco celebrada). El estudio mantiene su compromiso con la animación manual, con cada trazo dibujado como una obra de arte. Es un acto de amor al cine, a la audiencia y a la tradición.
✨ Elegancia que no se apaga
A pesar de la muerte de Isao Takahata en 2018 y de varios anuncios de retiro por parte de Miyazaki, el estudio sigue produciendo. Su última película, El niño y la garza, es una muestra de que Ghibli sigue vivo y fiel a su esencia.
A 40 años de su creación, Estudio Ghibli no es solo un referente de la animación japonesa. Es un símbolo mundial de lo que el cine puede lograr cuando se hace con corazón, arte y convicción.
Su legado no envejece: crece, se multiplica y sigue emocionando a nuevas generaciones en todo el mundo.