EN LA SITUACIÓN DE LEANDRO NO DEBIÓ INTERVENIR LA POLICÍA, SINO SALUD MENTAL

Una de las definiciones que dejó el juicio por la muerte de Leandro Bravo se refiere al abordaje de situaciones de consumos problemáticos. 

Al momento de la detención de Leandro Bravo se encontraba en un momento en el que su salud mental era muy precaria y vulnerable. En febrero de 2023, cuando se cumplió un año de su muerte, dos integrantes de su familia narraron un hecho muy anterior que marcó la conflictiva relación con las fuerza de seguridad.

“Leo tenía consumo problemático de sustancias y su situación se agravó en 2017, cuando policías de Charata lo detuvieron en la vereda de su casa porque estaba discutiendo con un vecino. Lo redujeron de forma muy violenta, le pegaron y lo subieron al patrullero”, dijo su hermana, Florencia Sánchez, a Página 12. La situación generó tal indignación en los vecinos, que grabaron varios videos con celular.

La otra hermana de Leandro, Déborah Sánchez, es abogada y contó a ese mismo medio que en ese episodio se dirigió a la comisaría para esperar la llegada del patrullero. Ahí vio a su hermano “ensangrentado, golpeado e inconsciente, mi hermano estuvo tirado en el piso casi sin poder respirar”, dijo.

Luego de ese episodio las dos sostienen que se agudizó la situación de consumo problemático de Leandro. Abandonó su trabajo en el Poder Judicial, vínculos y estudios de Derecho. La familia asegura que la policía siguió hostigándolo cuando quedó en situación de calle, un proceso que sostienen culminó con su vida el 26 de febrero del 2022 cuando salió a comprar una cerveza.

“Entendemos que lamentablemente una vez más personal de la fuerza policial demuestra su falta de capacitación y de formación en un procedimiento”, agrega Darío Gómez. Además otras voces autorizadas de la salud mental aseguran que se trata de una persona que debió ser atendida por profesionales, un equipo dedicado al tema, y no con violencia o brutalidad policial”. 

Hubo intimidaciones 

Por otra parte la nota negativa de las jornadas durante el procedimiento de hace una semana fueron al menos tres episodios por fuera de la cámara de Caharata. Rayones en puertas del auto del padrastro de Leandro Bravo, fotos tomadas a las personas que acompañaban a la familia y la intimidación a una de las personas que se iba a presentar como testigo, oscurecieron la semana de audiencias testimoniales en el juicio.

El más grave se registró el viernes cuando un denunciante contó que tres hombres que iban en una camioneta sin patente ni otra identificación se acercaron con fines de intimidación y para que no declare o cambie su declaración ante el tribunal judicial.

Si bien no trascendieron detalles de lo que le dijeron o hicieron, la persona denunció el hecho ante el Comité de Prevención de la Tortura para dejar sentado en caso de que le suceda algo o a terceros.  

La cuenta de Instagram @Pañuelos en Rebeldía, que acompaña una de las hermanas de Leandro, alertó sobre el hecho el sábado 19 y pidió a los medios difundir que “cualquier situación de gravedad que le ocurra a este u otro testigo son responsables la policía y la justicia de Charata”.

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